Y otro texto 3D M'agrada més que l'últim k vaig penjar, estic prou content del resultat final xDDDDDDDDDDDD Està escrit en segona persona, ja em direu k tal us ha semblat xD Ja he probat la 1a, la 2a i la 3a ò.ó I en veritat no ho he fet expressament, simplement els textos m'han sortit així xDDDDDDDD Po weno, k sense el relati aixo no són més que paraules, així que aqui el teniu:
¿Por qué?
Todo empezó por una triste casualidad, como tantas otras cosas en esta vida. Aquél día, uno entre tantos, te diste cuenta de algo. Nunca habías albergado la menor sospecha, nunca habías llegado siquiera a imaginarlo, pero el caso es que lo habías descubierto. No sabías que hacer, te debatías entre lo que creías que era tu deber y entre la incredulidad, la rabia y el miedo, sobretodo el miedo. Pero no había duda alguna. Antes de permitirte albergar cualquier otro sentimiento que no fuera el de la perplejidad, te habías cerciorado. Le habías seguido, le habías visto.
Al fin te decidiste: le preguntarías directamente. Lugar público, a plena luz del día. Necesitabas ver como reaccionaba, la cara que ponía. No era por asegurarte, eso ya lo habías hecho, sino porqué no podías simplemente ir y entregarle. Creías que vuestra amistad, si es que eso había existido nunca, merecía este último encuentro. Siquiera te hizo falta que quedarais, ya lo habíais hecho varios días atrás, antes de tu descubrimiento. Una cervecita en el bar como excusa para poder pasar la tarde hablando, esas tardes que tanto os gustan. O te gustan. O te gustaban. Ya no estabas seguro de nada.
Llegó el momento. No tenías ni idea de cómo abordar el tema así que dejaste que la conversación fuera por otros derroteros sin prestarle mucha atención. Ahora el debate interno se había reducido entre el miedo y la necesidad de saber. El resto no importaba. Finalmente reuniste el valor suficiente. Le cortaste a media frase, aun que no te diste cuenta. Se lo preguntaste, planteándoselo como una broma. Eso debería bastar para alterarle y confirmar tus sospechas. Pero no ocurrió nada. Te miró con su sonrisilla característica y te dijo que los videojuegos te estaban afectando la cabeza. Acto seguido continuó donde se había quedado, como si nada. Nuevamente fuiste incapaz de seguir el tema de la conversación. Al final no pudiste más y sin miarle a la cara te inventaste una burda excusa y te marchaste. No, en realidad huiste. Llegaste a casa con el pulso acelerado, te tumbaste en el sofá e intentaste serenarte. Cálmate, te repetías, cálmate. No ha pasado nada. Nada de nada. Todo han sido imaginaciones tuyas, eso es. Imaginaciones tuyas.
Dejaste pasar los días y poco a poco te auto convenciste de que todo había sido un sueño. Aquel día, el día en que creías haber descubierto algo, estabas muy cansado. Seguro que mientras le espiabas te dormiste y soñaste el resto. Luego, tu somnoliento cerebro se había dedicado a confundir el mundo onírico con el real. No podía haber otra. Tu mejor amigo no podría mentirte de esa forma. Su característica sonrisilla no podía surgir de una mentira. Así que decidiste que le llamarías, te excusarías por tu precipitada huida de la última vez y volveríais a quedar para otra tarde. Con ese pensamiento en la cabeza abriste la puerta del apartamiento. Parecía que el teléfono te invitara a llamar, con su parpadeante lucecita roja indicándote que tenías un mensaje. Eso te hizo decidir, le llamarías ahora mismo. Descolgaste el teléfono, y justo en ese mismo momento alguna cosa afilada se te clavó en el cuello. No tuviste tiempo de reaccionar, pero si de ver un reflejo en el espejo del pasillo. Así que tus sospechas eran verdad.
Despertaste tumbado en una mesa, amordazado y atado completamente. No podías girar la cabeza, pero intuías que él estaba justo detrás de ti. Sus palabras se encargaron de confirmártelo.
-Acertaste- dijo.- No pensaba que fueras a darte cuenta de nada. Pero soy consciente de que cometí algún que otro error. Supongo que la casualidad te llevó a la sospecha, y la sospecha a la certeza. Lástima que ahora esta certeza va a llevarte a la muerte.
No pudiste contestar, y aun que no hubieras estado amordazado, tampoco habrías podido decir nada. Estabas paralizado, en estado de shock. Lo que habías sospechado era tan aterradoramente cierto que estos últimos días los habías pasado intentando negar la realidad. Y ahora te golpeaba con toda su fuerza, y tú no sabías como responder. El torrente de sentimientos que te abrumaban te dejó aturdido. El miedo, tu viejo compañero, junto a la traición, la incredulidad, la culpa y la tristeza copaban tu capacidad de procesar información.
-Sólo te diré que es una pena que te dieras cuenta. Era entretenido charlar contigo. Pero ya he hecho esto otras veces, estoy acostumbrado.
Viste como agarraba un cuchillo y miraba su reflejo en él.
-Realmente no creo que tenga sentido que me extienda mucho más en esto. Simplemente me gusta que mis compañeros de juego sean conscientes de lo que les va a ocurrir, por eso te has despertado.- Y tras una pausa dramática añadió: por última vez.
El cuchillo descendió implacablemente, cortando limpiamente tu pecho y agujereandote el corazón sin encontrar ningún tipo de resistencia.
Tu último pensamiento, mientras la sangre empezaba a brotar de tu herida, fue sencillo:
¿Por qué?
